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Cambios en la adolescencia

 

Con la entrada en la adolescencia el niño que se tenía en casa irremediablemente deja de serlo. Durante un periodo de aproximadamente cuatro años se producen cambios importantísimos que transformarán al niño en un joven totalmente preparado para la vida adulta.

 

 

Cambios físicos

 

Durante el crecimiento, el adolescente no solo cambia la estatura y la figura, además comienza a aparecer el vello corporal y púbico. En el caso de las chicas, llega la menstruación y se desarrollan los senos. En los chicos se desarrollan los testículos. Cada adolescente inicia la pubertad en un momento distinto, si bien las chicas se desarrollan algo primero (dos años más o menos).

 

Los cambios físicos suelen traer consigo preocupaciones sobre su “imagen” y su aspecto físico que muestran dedicando horas a mirarse en el espejo o quejándose por ser “demasiado alto o bajo, flaco o gordo”, o en su batalla continua contra granos y espinillas (acné). Conviene tener en cuenta que el cuerpo no se desarrolla todo al mismo tiempo ni con la misma rapidez por lo que la coordinación de movimientos puede sufrir alteraciones provocando temporadas de torpeza.

 

Sea cual sea su velocidad de desarrollo muchos adolescentes tiene una visión distorsionada sobre sí mismos y necesitan que se les asegure que las diferencias son perfectamente normales.

 

Cambios emocionales

 

Pensar que los adolescentes están totalmente regidos por los cambios hormonales es una clara exageración. Es cierto que esta etapa supone cambios rápidos del estado emocional, en la necesidad mayor de privacidad, y una tendencia a ser temperamentales. Sin embargo y a diferencia de los niños que no suelen pensar en el futuro, los adolescentes sí que lo hacen y con más frecuencia de lo que los padres creen. De acuerdo con el autor, Rodríguez (2002), algunos adolescentes llegan a preocuparse en exceso de:

 

- Su rendimiento escolar.

- Su apariencia, desarrollo físico y popularidad.

- La posibilidad de que fallezca un progenitor.

- La violencia escolar.

- No tener amigos.

- Las drogas y el alcohol.

- El hambre y la pobreza en el mundo.

- Fracasar en conseguir un empleo.

- Las guerras o el terrorismo.

- El divorcio de sus padres

- La muerte.

 

Es posible que durante este periodo se preocupen sí mismos, ya que pueden pensar que nadie más en el mundo se sienten como ellos o que solo a ellos les ocurren tantos cambios y por ende “nadie los comprende” (y menos su familia). Este centrarse en sí mismo puede dar lugar a momentos de soledad y aislamiento, o a la forma de relacionarse con familiares y amigos, es decir, que en ocasiones les avergüenza que s amigos los vean sus padres o alguna persona que ejerza autoridad sobre ellos.

 

Las emociones exageradas y variables así como cierta inconsistencia en su comportamiento son habituales: Pasan de la tristeza a la alegría o de sentirse los más inteligentes a los más “tontos”, con rapidez. Piden ser cuidados como niños y a los cinco minutos exigen que se les deje solos “que ya no son niños”. Otro aspecto cambiante es la forma de expresar los sentimientos. Los besos y abrazos de la niñez pasan a leves gestos de cabeza. Las expresiones de afecto hacia la familia les pueden parecer ridículas (“cosas de niños”). Recuerden que son cambios en la forma de expresarse, no cambios en los sentimientos hacia sus amigos, familiares o seres queridos.

Conviene, no obstante, mantenerse al tanto de los cambios cambios emocionales excesivos o periodos de tristeza de larga duración que presentan los hijos en crecimiento, pues pueden ser n indicativo de problemas más graves.

 

Cambios mentales

 

En este caso, los cambios mentales son menos aparentes pero pueden ser tan radicales como los físicos o emocionales. En las primeras fases de la adolescencia el avance en las formas de pensar, razonar y aprender es especialmente significativo. A diferencia de los niños son capaces de pensar sobre ideas y asuntos sin necesidad de ver ni tocar, empiezan a razonar los problemas y anticipar las consecuencias, considerar varios puntos de vista, y reflexionar sobre lo que pudiera ser en lugar de lo que es (Rodríguez, 2002).

Una de las consecuencias más relevante de estos cambios mentales es la formación de la identidad: pensar en quienes son y quienes quieren llegar a ser es un asunto que les ocupa tiempo y hace que exploren distintas identidades cambiando de  una forma de ser a otra con cierta frecuencia. Esta exploración es necesaria para un buen ajuste psicológico al llegar a la edad adulta. La capacidad de pensar como adultos acompañada de la falta de experiencia provoca que el comportamiento de los adolescentes no siempre encaje con sus ideas.

 

 

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